Llegaron al puesto de una comunidad, un anciano y dos jóvenes sin barba.
El viejo pidió tres cervezas.
—Mejor refrescos. Dijo uno de los chicos.
—Los invité y son tres cervezas. Si no hubiera sido por ustedes, la carreta y el caballo seguirían atascados en el lodo del pantano. ¡Salud! Ustedes me salvaron. ¡Salud! Otras tres cervezas.
—No, ya no. Dijo el más chaparro.
Tienen cara de niños, terceo el tendero.
—Claro que sí, dijo el anciano, pero también tienen cara de borrachos. Así que más vale que empiecen temprano para que terminen más pronto.
Salud, salud, salud.