Hoy parece que ella tiene la voz todavía más dulce que ayer. Me habla sin miedo, como se hablan las parejas. Me mira a los ojos sin parpadear. Yo la acaricio, la beso… A veces la aseo como puedo y cepillo su cabello. Ya casi no llora o, al menos, parece evitarlo cuando estoy delante. No ha vuelto a intentar gritar y, alguna vez, me ha parecido que esbozaba una sonrisa cuando le doy de comer esa crema de calabaza con picatostes que tanto le gusta. Temo equivocarme, precipitarme, pero siento en mi interior que pronto podré desatarla. Al menos las manos, para que po damos abrazarnos.
Tomado de Fb
Saludos; ¿ Sindrome de Estocolmo?Alguien te va a censurar … por feminicidio,viejo machista,ejemplo del patriarcado.Y contigo caigo yo
La Paz Contigo … y con los tuyos.
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La contestación es tuya Luis? O eso te pusieron en tu blog, si es que la compartiste
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