Descuartizados
Marti Lelis
Había abusado de ella. Ahora la tenía inmóvil sobre la mesa. Tomó el cuchillo y comenzó la tarea de amputar las manos, los brazos. Tuvo dificultades con las piernas. Dejó la cabeza al último. En cualquier momento podrían descubrirlo y eso le arrancaba una sonrisa nerviosa. La tomó de los cabellos y comenzó a cortar la cabeza. Al final, contempló el cuerpo desmembrado. Jamás la encontrarían. Arrojó las partes a la bolsa que tenía preparada bajo la ventana.
Sintió hambre. Fue al comedor, aún con el cuchillo en la mano. Ahí se topó con su hermana, quien le preguntó desconsolada: “¿Tomaste otra vez mi Barbie? Te voy a acusar con mamá cuando llegue del trabajo”. “Acúsame. No tienes pruebas” respondió socarrón al tiempo que hundía el cuchillo en el frasco. En la otra mano tenía lista la rebanada de pan blanco; comenzó a untar…
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