Un dormitorio en penumbra, una mujer medianamente joven agoniza, frente a ella está su esposo quien tiernamente la toma de sus manos.
– Me voy a morir, Humberto, te quedarás joven, prometeme que te volverás a casar.
– No pienses en eso mujer verás que mañana amaneces mejor.
– No, bien sabes que no, difícilmente pasaré de esta noche, mi corazón lo dice.Déjame decirte que deseo que te vuelvas a casar, mi ropa no la tires, es de marca, así tu nueva esposa la disfrutará, hay muchos vestidos que están nuevos.
– La quemaré, dijo el esposo afligido y musitó de dientes para dentro, es que ella no tiene tu talla.
algo parecido sucedió por acá y si tenía la talla.
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De cualquier modo, me imagino el sabor de su boca al esuchar. Besos y rosas
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