La s gotas frías caen perseverantes sobre la hoja de plátano y el ruido tamborilea en mis oídos.
—Esta silla es mía.
— ¿Quién te la va a quitar, tú?
— ¡Mis hermanos, mamá, mis hermanos!
—Deja de hacerte el chistoso, pues bien sabes que no tienes hermanos
— Bueno, por si las dudas.
Mamá se arrima al fogón, sopla con fuerza para que la lumbre baile alrededor de la sartén y escucho el chirriar del aceite. Al poco rato me llega un rico olor a plátanos fritos y ese aroma que no se ve y que despierta ansias. A mí me lo dan con leche porque los chiquitos no deben tomarlo solo. Me froto las manos para quitarme el frío y mamá me dice cuando sorbo: “Te vas a quemar”. Si supiera mi mamá que cuando ella se descuida me lo tomo bien caliente y negro.
En la cocina de mamá se está re bien; hay plátanos, galletas y café. Ella a cada rato me acaricia y me pregunta — ¿No quieres más?
Afuera, el agua se envuelve con el frío y la hoja de plátano al caerle la gotera parece que tirita…

Me creerías, Rubén si te digo que tu post me llevó a sentir el cálido abrazo de mi abuela? Por un instante su voz regresó a endulzar mis oídos. Me gusta como escribes, tan bien, tan suave, hasta tocar el alma. Gracias y un saludo con la calidez de esa cocina …
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Gracias Gissele me entusiasma haberte motivado a recordar a tu abuela, a ese rinconcito que es la cocina. Gracias por venir a verme y aprovecho para decirte que tu post sobre el cuento tiene abracadabra. besos y rosas
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Lo cierto es que ser invitado a una cocina es una gran muestra de confianza y cariño. Muchas gracias, Rubén por tus palabras. Abracadabra, ten una linda semana! 🙂
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La memoria trae el calor de los recuerdos que saben, huelen bien y confortan… 😀
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Asi es maestro, el olor algo que dicen que es un sentido muy primitivo. Gracias por llegar y dejarme su comentario. Abrazo grande.
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Bien caliente,y negro. Qué placer, da recordar ésta cocina.
Un abrazo..
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Amada amiga, gracias por dejarme tu hermoso comentario. Historias de cocina, pues después de hacer la ultima comida -cena- los adultos empezaban a contar y algunas veces hablaban de aparecidos. Gracias por venir . Besos y rosas,
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Bello recuerdo Ruben, compartirlo con sabor a platanos maduros fritos… Abrazos.
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Y es que el olor a plátanos, el café y ver la lluvia por la ventana y escuchar como caen las gotas sobre las hojas del plátano, y la voz de mamá, disfrutando la caricia, simplemente es extraordinario. besos y rosas querida amiga
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Bello relato amigo Rúben ingeniosos diálogos y emotiva prosa.
Un saludo desde el otoño de España…
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Gracias bella Merce, que como tú se llama mi madre. Gracias por llegar bella amiga. besos y rosas.
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Excelente! Es realmente increible la capacidad que tenemos para evocar a través de los olores. Como nos transportan en el tiempo, sin necesidad de máquina alguna. Tus plátanos son las magdalenas de Proust y mi leche con vino dulce. Tiempo de seguridad y felicidad, aún sin saberlo. Un saludo.
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Asi es querida amiga Mari, los olores nos llevan al confín del tiempo y rescatan imágenes que están archivadas y llenas de polvo. Gracias por llegar y dejarme tu bello comentario. besos y rosas para ti
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Genial el relato genial la ternura de la madre con el hijo.
Enhorabuena Rubén.
Un Abrazo 🙂 .
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Gracias querido amigo por llegar a la casa de mamá un cafecito? abzos mi buen
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Me recordó la cocina de mi abuelita, por el fogón, es una imagen cálida y bella, un beso amigo Rub.
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Gracias amiga por venir y que te haya motivado a recordar las cosas que tu viviste. besos y rosas amada amiga. besos y rosas
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