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LA NOVIA
Hace tres años había sido mi novia. Pero en tres años suceden muchas cosas.
Lo supe aquella tarde vieja, cuando caminaba por el paseo y los tordos alborotaban con sus gritos la llegada de la noche. Ahí coincidimos. Nos fuimos tan despacio como años atrás, rebasábamos los árboles, los semáforos y los carros estacionados. Llegamos a su casa y creí prudente retirarme, pero me detuvo.
— ¿Quieres conocer a mi niña?
Subí por unas escaleras sin terminar, dejadas en el olvido. Dos piezas: una cocina, una cama y una cuna. La niña dormía.
De un libro viejo sacó un poema que le hice en un café que tenía forma de rombo; y de un alhajero, unos aretes en forma de hoja que le regalé un veintinueve de noviembre. Me conmovió.
Sin pensarlo la besé y con pasión correspondió. Mis manos llegaron a sus pechos generosos y ella no dijo nada. Poco antes de introducirme se puso seria.
— ¡Es que hacemos mal! –– me dijo ––¡No lo hagas!
—¿No quieres? — dije, enérgico, mientras me detenía.
¡Cómo disfrutamos! Ella, con su mano, despejaba el cabello que bamboleaba por su frente, mientras mis manos cargaban sus caderas. El recuerdo de nuestro amor abrió las veredas que alguna vez cerramos.
Se levantó, se puso la bata y fue al baño que se encontraba en uno de los pasillos de la escalera. Llegó con un lavamanos repleto de agua limpia, se acercó y empezó a enjabonar mis genitales con delicadeza. Me quedé en un suspiro, en lucha contra la sensación y conmovido por su actitud.
Atrás se quedaron los aretes y una vieja poesía. Salí en silencio, acaso perseguido por la luz mortecina. Por el camino, recordé que esa limpieza me la habían hecho sólo una vez. Fue cuando me metí en un burdel y la mujer, cuando secaba mis testículos, haciéndome un guiño con el ojo, preguntó: ¿Cuándo regresas?
En tres años, la gente cambia.
Muchas gracias, Ruben, por tus palabras siempre tan cariñosas. Ahora dejo las mías en este recuerdo escrito, adobado de ficción, que rescata la pubertad de un muchacho que despierta asombrado a los goces de Eros.
Un fuerte abrazo
Y es que no puedes creer que la realidad marque otro rostro del que siempre has evocado.. muchas gracias por llegar y dejar tu huella… un abrazote gigante rub
En un momento,.. los recuerdos arraigados en el pasado, dejan pasar al tiempo trascurrido.
Disfrutable el cuento corto, tan difícil de realizar..
Ha sido un gusto leerlo.
Stella una alegría leer tu comentario al texto corto. Cierto los recuerdos se quedan congelados, pero la realidad del vivir sucumbre ante el cambio… un abrazo enorme Rub
En tres años suceden muchas cosas y la vida da muchas vueltas. Rub,te has convertido en un escritor de lo más prolífico, enhorabuena!
Un abrazo,
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Me da gusto que llegues a la casita, espero siempre tus comentarios, pues tu manera de dejarlos son parecidos a un ramo de frutos… un abrazo Rub
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Muchas gracias, Ruben, por tus palabras siempre tan cariñosas. Ahora dejo las mías en este recuerdo escrito, adobado de ficción, que rescata la pubertad de un muchacho que despierta asombrado a los goces de Eros.
Un fuerte abrazo
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Gracias por llegar querida amiga. Siempre caminamos un beso Rub
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Un corto relato, sin embargo dice tanto.
Como cambian las cosas los años. Los recuerdos que guarda nuestra mente, suelen ser diferentes a la realidad.
Un cariño.
mariarosa
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Y es que no puedes creer que la realidad marque otro rostro del que siempre has evocado.. muchas gracias por llegar y dejar tu huella… un abrazote gigante rub
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En un momento,.. los recuerdos arraigados en el pasado, dejan pasar al tiempo trascurrido.
Disfrutable el cuento corto, tan difícil de realizar..
Ha sido un gusto leerlo.
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Stella una alegría leer tu comentario al texto corto. Cierto los recuerdos se quedan congelados, pero la realidad del vivir sucumbre ante el cambio… un abrazo enorme Rub
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