El albañil

albanil El albañil, un tipo regordete, con ojitos de sapo trabajaba con uno de sus hijos para levantar las paredes, luego, como sabía de todo, planeó la toma de agua, la pileta, el baño. Lo recuerdo bien, tan bien que lo veo aplanando el muro, sudado de los pies a la cabeza, ordenándole a su hijo como quería la mezcla, era una máquina trabajando en silencio, con manos de cemento, pero hábiles para dejar el aplanado como la hoja de un cuaderno. El hijo al igual que él trabajaba en silencio siguiendo las indicaciones. El verdadero regocijo para ellos, era a la hora de su descanso. En una ocasión que llegué a las dos de la tarde, lo encontré eligiendo un lugar , decía al hijo compra en la tienda refresco bien frío. La verdad hacía bastante calor. Los saludé y pregunté si no le faltaba material, me dijo que no. Pocos minutos después llegaba su esposa, su hija y un bebe de ocho o diez años. La señora acomodaba un mantel limpio, sobre una mesa improvisada, que él previamente había armado. La mujer de unas vasijas sacaba el alimento y servía en platos partes iguales. A la madre y a la hija les buscaban una silla, los varones en cuclillas. Daba una oración en voz baja y empezaban a comer.
No desea un “taquito” -me dijo. Me acerqué y con respeto tomé una tortilla con chile y frijoles y los acompañé. No me había enterado que esa escena se repetía todos los días a esa hora. Entendí que, como él no podía comer en su casa, la esposa y la hija iban a donde estuviese trabajando y comían juntos como una familia pobre, pero con valores.

2 Comentarios

  1. rubengarcia dice:

    Nunca me hubiese imaginado que al aplicar la estadística, resultara que este texto del albañil tiene 351 veces leidas, para mi una sorpresa, asi que le doy las gracias a los lectores que me han hecho el favor. sí prefiero pensarlo asi, la otra forma es que hayan llegado por equivocación o sólo por el título…y si es así, entonces fue un acierto el nombre que le dí… abrazo a todos y todas
    rub

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  2. aurelia Cantero dice:

    Que tierna historia, me encantó que la mujer viniera a acompañar al amrido y al hijo.
    También me gustó que usted aceptó la invitación.
    Cuanto valor le daban a la mesa familiar.
    Le mando un fuerte abrazo

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