Tras de tu aroma por Rubén García García

Sendero

Se fue la lluvia. Aún la hoja se mueve en la copa del naranjo. Los azahares del limón caen, manchados de un amarillo pálido. La perra duerme enroscada y, a veces, saca un ojo y mueve la oreja. Miro el cielo: en algunos claros se asoma el azul; en otros, parece una pantalla gris. Este lunes, como todos los lunes, las gallinas no ponen, pero el obrero salió en la madrugada para trabajar en la compañía que inquieta a los diablos del subsuelo. El fuego del quemador en la ciudad es una luz tenue y enana. Camino silbando mientras bajo las escaleras, siguiendo el sonido de tus zapatos sobre las baldosas.

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