Llegará el día por Rubén García García

Sendero

En el crepúsculo, las chicharras y las luciérnagas, celebran su fiesta. Es un baile de luz y sonido, un himno al día que perece, un preludio a la noche que llega. Es un recordatorio de lo efímero, de cómo la vida pasa y se va como el rocío. Un día me diré que estoy muerto, y cuando llegue, quiero que mis hijos construyan una balsa y que la corriente me lleve hasta la bocana. Aunque no lo vea habrá un cielo azul, el gorjeo de las gaviotas y la serenidad matemática del vuelo de los pelicanos. Abajo estará esperándome el jardín del pulpo.

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