Sendero
En un viejo libro se narraba que la frase ‘salvado por la campana’ no se refería más que al individuo que, víctima de una catalepsia, lo daban por muerto. Ya enterrado, dejaban a su alcance una campanilla. Los familiares se turnaban y, si oían el tintineo, lo salvaban. A un famoso escapista le colocaron la campana entre las manos, que hizo tintinear horas después. Cuando abrieron el ataúd, encontraron la campanilla, pero a él no.

