Por algo te recuerdo de Rubén García García

Sendero

Después de bañarnos subía mis piernas sobre su regazo, con habilidad masajeaba mis ples, cortaba mis uñas, y retozábamos hasta la media noche.

Un día, furiosa me gritó diciendo que la engañaba y blandió el machete. La desarmé. Sucio de ira, de un golpe le cercené la cabeza.

Me di a la fuga… ando a salto de mata. Tengo los dedos hinchados y el dolor se abre cuando tropiezo.

¡Nadie como ella! Tenía una mano de santa para restaurar mis pies.

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