Las deudas de Rubén García García

Sendero

El “Rumba”, pasada la medianoche regresó a su casa. En la última jugada tuvo la corazonada de que ganaría y apostó los cilindros de gas. Fiel a su palabra fue por ellos a su casa y pagó su deuda. Por la mañana sacó de su escondite unos billetes y antes de que se levantara su esposa, le dijo «vístete, iremos a la barbacoa» Cuando regresaron, la mujer se percató que no estaban los cilindros y llorando le contó a su esposo. Adormilado le contestó «la delincuencia no descansa , y se quedó profundamente dormido.

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