Sendero
Convino con los secuestradores que les daría el doble de lo solicitado, siempre y cuando ya no la regresaran. Ella duplicó la oferta si desaparecían eternamente al esposo. El mafioso aceptó el dinero de ambos y a ella la dejaron viva aduciendo: «¡Quién soy yo, para meterme en la privacidad de una pareja!»

