No ejerzo de conciliatore de Rubén García García

Sendero

Convino con los secuestradores que les daría el doble de lo solicitado, siempre y cuando ya no la regresaran. Ella duplicó la oferta si desaparecían eternamente al esposo. El mafioso aceptó el dinero de ambos y a ella la dejaron viva aduciendo: «¡Quién soy yo, para meterme en la privacidad de una pareja!»

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