Sendero
Tiró de las sábanas para cubrirse, mientras miraba la habitación desconocida. La cama era enorme y estaba decorada en tonos joya. Tenía una mano sobre su cadera, por el anillo, reconoció que era la de Toño, el mejor amigo de su marido, que dormía a su lado. Fuera de la cama y ya vestida salió hacia la calle. ¡Laura!, escuchó que la llamaban. Era la voz de su marido.
¡Laura! despiértate que no tarda en llegar Toño.

