Sendero
Después de veinte años me da la espalda y duerme a las tres caídas de cabeza. ¡Ay! queda la sensación de haber hecho el amor con un amigo de la infancia. Duermo insatisfecha deseando que mi sueño tenga las vivencias de las primeras veces. Por supuesto, él está invitado. Un mirón añade la cereza en el pastel.

