Sendero
Por la madrugada escuché pasos felinos y sin levantarme tomé la Smith y disparé. Una sombra desapareció por la escalera de emergencia. Había escondido como parte de la suela del zapato la memoria donde estaban grabadas las pruebas contra el senador Quin, un narcopolítico. Por la mañana a punto de abrir el enfriador un ruido extraño me alertó y sin pensarlo me tiré por la ventana. Segundos despues una explosión sacudía la vivienda. Escapé por el traspatio. «ya no estoy para estos trotes», dejé el libro policiaco en la mesa, y me rehíce. «eso de mutar a la primera persona un día me va a infartar».

