No es suficiente de Rubén García García

Sendero

Yo di todo, menos el hastío. Me entregué a cien kilómetros por hora, mientras bailabas con las puntas del pie. Escogí mal, es indudable. ¿Y hoy cómo convenzo a mi corazón de que estuve equivocado? Los días son monótonos. Solo yo sabía de mi zozobra, pero aprendí que la sonrisa diaria no contiene el disfraz para devolver el brillo que tuvieron los ojos.

Deja un comentario