Sendero
Yo tambien quería escuchar el canto de las sirenas! A todos los remeros les pusieron cera en los oídos, yo me la quité. El canto me infundió tal poder que dirigí la nave buscando su voz. Así mientras Ulises imploraba que lo soltaran, yo reencausaba el barco. Cuando solo quedó el silencio, la nave estaba en medio de otra tormenta.

