Los tianguis de los pueblos de Rubén García García

sendero

A las doce del día los pasillos del mercado se atestaban de gente. De las rancherías aledañas al pueblo llegaban para vender y otros a comprar. Las muchachas se prendían por el color de las telas, o ajuares de belleza. El campesino por un sombrero de palma. El vaquero por los botines de piel, espuelas, o porta navajas. Las señoras iban por chile, semillas, verdura recién cortada; tela para vestido, zapatos, o hilos para costura. El cacique llegaba con su caballo brioso, monturas de plata y oro, vestido para fiesta. Su esposa traía una fina yegua y tras de ellos un séquito de vaqueros. Se instalaban en la casa del presidente municipal donde lo esperaban cerveza en mano los principales del pueblo.

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