Obedeciendo al corazón de Rubén García García

Sendero

Aquel pollo se subía a los árboles y empezaba a graznar como urraca, a fuerza de exigirse un día se descubrió cantando como pájaro. El gallo más viejo le recriminó que no estuviese practicando el sagrado canto, que anunciaba la llegada del sol, y él se subió al tejado, tomo aire, batió sus alas y se fue volando hacia la montaña.

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