El tiempo se fue, ella no de Rubén García García

Sendero

Duerme a ratos, carraspea, se despierta. Abre sus ojos, me ve. Pregunta por doña Chica, le digo que soy Rubén y le tomó su mano lacia y la llevo a mi cara para que sienta mi barba áspera. Se queja y trata de espantar su cansancio. La peino con mis dedos. Su pelo ralo y blanco. Me toma de la mano y hace por apretarla. Sé que tiene el hastío y el temor saliéndose de la piel. Solo cierra los ojos. No duerme. Ella sabe que el fin se aproxima. También yo. La espera es un fino estilete que se mueve en círculos sin que ella te vea llorar.

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