El faro de Rubén García García

Sendero

Subió con jadeos a la montaña. Levantó los brazos y de su ojo de cíclope salieron destellos de luz que parpadearon sobre el tormentoso mar. Poco a poco la nave evitó los promontorios rocosos zigzagueando con destreza hasta llegar a salvo al muelle. Apagó su ojo. silbo satisfecho y atendió a los reclamos de su madre.

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