Fueron días de palabra;
salían a borbotones.
¡Incontenible!
Nos hizo vivir una fiesta
de caricias, emociones.
inmersos en el viaje,
fluíamos luz
y el agua hacía que saltáramos
como nomos en un mar de espuma y color.
Un día atardeció,
se humedeció la luz
y una oscuridad súbita se instaló.
Llegó el silencio.
Silencio que muerde fino,
que medra meticuloso.
Come una porción,
luego otra y otra y otra y no mata,
mordisquea la palabra.
Estas atrapado en una red que no se ve
pero la sientes,
Estas vivo porque piensas y percibes el frío escalpelo.
No hay grito, y si gritas solo es a tu alma,
ya nadie escucha y las promesas de la feria
se quedaron atrapadas en la casa de los espejos.
Tienes que reinventarte
sacudirte:
la nada, la oscuridad
e inventarte un nuevo sol
que abra espacios.
Salir a otro día
y recomponer tu ceniza
y volar, volar
antes que el silencio se eternice y te haga olvidar que existes.

