Rubén García García
Tiene los ojos de muñeco. Buscó sus cigarros, tocó su cabeza, su cara, la barba. Su coleta había desaparecido. Miró a su derredor: las paredes impolutas, lisas y un cielo azul. El pasto mullido, la sombra acostada de los árboles que invitaba a la oración. Musica de chelos brotaba del suelo.
Iracundo gritó: ¡No! ¡basta! ¡basta!, ¡pongan a Metálica! ¡Mac Sabbath! ¡Ladybird! ¡quiero morir!, quiero morir!
—Estás muerto
—Quiero ir al infierno
—En él, estás. Y diviértete, …tu angelito al que siempre mandabas a la chingada.

Que frescura, ya veo donde te pierdes cuando no escribes cuentos. Saludes.
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Nada yo l hago caso al angelito bueno. Gracias por llegar.
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Buenas noches. Cuidate.
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Muy grande
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No entiendo el comentario Mari. Gracias por venir. Abrazo
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Aaahh, digo que es buenísimo
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Gracias amiga, la verdad, pensé que te habías confundido, pero si me dices que no, haces que me sienta diferente. Abrazo y rosas.
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😘
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Un abrazo y gracias a ti
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