El regreso

sierraSalieron antes de la medianoche.

¡Aguanta! Ya verás que llegando con el médico te compondrás —le dice suplicante al hijo, en medio del silencio.

La aldea de Portilla está en la cresta de la montaña, y el camino se vuelve complicado para las bestias. Con nitidez, se oye cómo el fierro de la herradura golpea y se desliza por el limo que cubre parte de las lajas. El cielo negro, el ruido de la cascada y el viento helado saben del esfuerzo que tienen que hacer para no romper en sollozos. Sostiene, con lo terso de sus manos, la cabeza de su hijo; y con su pecho y vientre forma un nido, para que encaje el pequeño cuerpo de Moisés. Tiene cuatro años, conoce la estatura del maíz, el dulce de sus granos, el siseo de la víbora y la cereza del café que corta cuando el fruto colorea; ahora, sus ojos son estrellas lejanas cubiertas por un párpado sin resorte.

San Juan conoce el camino y guía con precaución a la bestia, pues recuerda lo que dijo su compadre:

Es una yegua mansa, pero a veces pajarea y se espanta. El golpe de los cascos sobre la roca se vuelve estridente cuando la bestia patina, y tiene que gritarle.

¡Oh, Oh, Oh, bestia, bestia! —para que se calme y vuelva a su paso. No mira, sólo atiende al camino. Y de golpe se le viene al pensamiento que su mujer no le dio más hijos y siente que en el pecho se están amasando bolas que le impiden hablar. Al cruzar el riachuelo, una estrella se mira en el cielo y la madre se persigna.

¡Gracias a Dios ya casi llegamos! —Exclama, mientras besa la nuca de su hijo, que revienta en fiebre –– Vas a ver que te vas a componer ––le dice al oído, y luego––:

-¡Apúrate, Celedonio, apúrate, que siento que el niño se desguanza!

Alumbrado por unos candiles y unas lámparas, el niño es puesto en un catre. La aguja busca encontrar la superficie de una vena, pero ésta se esconde en una piel que se arruga de seca. ¡Por fin, la encuentra! Un hilillo de sangre se diluye en el agua, señal de que se está dentro de la vena. Es crucial meter en el pivote de la aguja el conducto por donde bajará el suero. Con violencia, el niño intenta sentarse; el padre y la madre le detienen, mientras el médico se apronta para fijar la aguja. Después, se afloja, tan rápido, que se vuelve nada.

¡Mi hijo! —Grita la madre.

El médico alumbra y la boca está llena de restos de alimento. Le voltea la cara, mete sus manos en la garganta y extrae los pedazos. La boca de él cubre la boca del niño dándole aire. Le golpea el corazón y sus manos muellean con angustia el tórax. Los instantes caen como la rosa que el viento deshoja. La madre estalla en gritos y le habla en balbuceos, entrecorta las palabras, gime y sus lágrimas caen como un rosario que se rompe, pero el hijo, no despierta.

Regresan hacia Portilla. El viento frío trajo la lluvia. El caballo resbala, y en el “¡Oh!, ¡Oh!, ¡Oh!, ¡bestia!”, San Juan se muerde el labio y llora.

20 Comentarios

  1. Andromedad2020 dice:

    Cargada de tragedia, sigue a paso lento la historia de los pobres. Abrazos Rubén.

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  2. Anónimo dice:

    La historia es real querida amiga, y aún duele, y mucho, porque el papá horas antes me había salvado de un accidente en la montaña y era su único hijo. besos y rosas

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  3. canelaimiel dice:

    Esta persona anónima parece que la conozco .

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      1. Jajaja, Saludos también de mi parte.

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  4. Qué belleza Rub. Muy conmovedor y muy humano. Me gusta que tú, que eres médico, nos cuentes cosas que te tocaron ver. Gracias.

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  5. Cada vida de cada quien es una novela, saber contarla es un arte al que aspiro sin logra, gracias querida amiga por llegar y darme la alegría de leerte. besos y rosas.

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  6. Poderoso relato lleno de cruda realidad.
    Enhorabuena Rubén.
    Un Abrazo 😦 .

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    1. Gracias Joaquín agradezco tu visita y me da alegr{ia . Abrazos

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  7. Stella dice:

    Un relato triste y real. Tan bien narrado, que conmueve muchísimo.
    Un abrazo fuerte.

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    1. Gracias querida amiga. como madre debes de comprenderlo mucho mejor. Besos y rosas,

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  8. Un relato que conmueve y que te hace sentir la angustia de sus protagonistas. Muy bueno.

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    1. GRacias por llegar Franklin en verdad es un halago tu comentario.. abrazos y nos seguimos leyendo.

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  9. Hermoso y triste. Tan triste que al acabar su lectura tuve que limpiarme una lágrima de la mejilla mientras pensaba en que soy madre y tengo sólo un hijo. Me volvería loca si lo perdiera. Un saludo.

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    1. Amiga Marìa, compañera de emociones, ha pasado mucho tiempo y aún me duela. Gracias por dejarme tu comenario tan emoivo. Besos y rosas

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  10. "Montaña Rusa" dice:

    Es conmovedor y más cuando tus relatos trasladan a esa situación, es sentido. Me conmovió mucho. Saludos, nunca dejes de escribir.

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  11. Amiga Montaña eres muy buena con tu amigo, pero te hago caso, aun sigo escribiendo o corrigiendo. Recien termine en sucio un cuento de una vendedora de quesos. Algún dia lo pondrè. besos y flores.

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  12. Anónimo dice:

    Qué más decir? Me partió el alma. Me imagino cómo habrá sido bajar la montaña.
    Un abrazo. Gracias por compartir.

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  13. hilaria cantero dice:

    Es una belleza literaria pero doloroso desde lo humano, mas aun pensando en el ser niño.

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    1. Si Doña Hilaria todavía me duele, gracias por venir y dejarme su seña. que se encuentre bien. y donde vive?

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