El ave

CREPUSCULOEl árbol extiende su sombra, es una cobija refrescante para las rocas. ¡Hay tanta lejanía cuando el ave planea en el desfiladero! En un quiebre del silencio, se escuchan voces que pareciera que llegaran de un velorio que fue hace años, pero no, son las mujeres que cuchichean mientras sus manos tallan la ropa en el vientre de las losas. Cerca de ahí, los hombres platican mientras la espuma de la cerveza resbala saliendo de su boca.

Los niños grandes cuidan a los chicos, y las mujeres parece que rezan, pero no, es el río que murmura cuando pasa arrastrando los tejos. Los hombres ya salen, las mujeres en silencio cuidan la ropa. El ave se ha ido, dejando la soledad en la boca del desfiladero.

16 Comentarios

  1. la idea del desfiladero, me recuerda un desbarrancadero, y me recuerda mi niñez, gracias por hacerlo

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  2. rubengarcia dice:

    Gracias Carlos por tu comentario, espero que sea un buen recuerdo. Un abrazo Rub

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  3. 1cruzdelsur dice:

    Ya sabes que el río me apasiona. Has tejido un relato maravilloso que muestra la realidad de la vida a orillas de ese río que pasa y allí donde el ave se va, así como a veces se va el alma…
    Un abrazo
    C.

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    1. rubengarcia dice:

      Gracias Carlos, por llegar y comentar lo que sucede a las orillas del rio… Un abrazo Rub

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  4. Las lavanderas según cuentan los historiadores sabedores de Montevideo antiguo, hacían unos pocitos cerca de la playa, donde entraba el río, y ahí lavaban la ropa. Como tú lo describes en una poesía maravillosa, los murmullos parecian rezos, y los pájaros pasaban, en nuestro caso como alejándose del presente para un futuro mejor. El lugar hoy se LLama Pocitos, y es el sitio costero más poblado y caro de Montevideo..
    No tenemos desfiladero ahí, pero hay semejanzas dignas de resaltar.
    En marzo se va a formar un grupo nuevamente del cuento corto, o poesía en base a la descripción de un acto del hombre y la naturaleza, y pienso llevar tu cuento como ejemplo, por lo hermoso que es, y la semejanza con las lavanderas de Pocitos y Malvín.
    Para mí eres un maestro en ésto y quiero que conozcan aunque sean pocas personas a un mejicano, que deja por momentos su profesión y traduce lo que ve, lo que vivió o lo que la imaginación o la sensibilidad le indican, llevando lo cotidiano en poesía real, sobre los usos y costumbres de su tierra.
    Un fuerte abrazo.
    Hasta pronto Rub.

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    1. rubengarcia dice:

      Actualmente hay una lavadora, exprimidor y secadora para el lavado de la ropa. Antes la fuente de agua la encontrabas en la noria o pozo. La gente se llevaba a los niñas grandes de preferencia a la orilla del río. Me platica mi madre -que tiene 86 años- . que fue testigo de esto que cuento, y que usaban unos frutos que al abrirlos, derramaban jabón y que con eso lavaban la ropa. En mis correrías por las partes agrestes y pobres de mi región, – en la sierra-pude verlas lavando y tender la ropa en las blancas piedras, por desgracia ahora usan detergente, que lamentablemente contamina los cuerpos de agua. No hay varones ayudando a las mujeres y la labor es sumamente cansada. Los varones, si es un domingo están en la cantina, tomando cerveza o caña… besos querida amiga… y que te encuentres bien Rub.

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  5. annefatosme dice:

    Un texto lleno de dualidad: sol y sombra, silencio y voces… la vida cotidiana, llena de paz, de no ser por la boca del desfiladero que siembra malestar e inquietud. Muy logrado!
    Un abrazo, amigo rub

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    1. rubengarcia dice:

      Hay paz, pero es una paz por encima. Hay una desigualdad terrible, pues mientras los varones complacen su vicio, ellas, siembran de callos sus manos. El paisaje es muy bello, lejos el desfiladero, una ave en la boca y el río que pasa imperturbable. Y ellas en la condena que viene desde sus bisabuelas. Es exacto cuando te refieres al desfiladero es un signo de malestar… encantado con tu comentario querida amiga y que bien que ya te encuentres en casa… abrazos y besos Rub

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  6. Las lavanderas restregaban la ropa contra las tablas, con la fuerza de sus puños, para que la colada quedase bien blanca. Esto ocurría a orillas del Manzanares, que ahora siente vergüenza cuando le llaman río.
    Preciosa tu descripción de aquellos lejanos tiempos.
    Un fuerte abrazo, amigo Rubén.

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    1. rubengarcia dice:

      Mechita siempre es un placer encontrarte. Gracias por llegar y leer y compadecerte de nuestras lavanderas y las de todo el mundo. Creeme en México aun forman parte de nuestro paisaje. Abrazos y besos Rub

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  7. Rub, una postal llena de colores y voces. Las mujeres que tallan la ropa en el vientre de las losas (me encanta)… y despues lo de la cerveza, la espuma… en ese punto lo dices todo. Ellas lavan y hacen una espuma que el rio se lleva, tan distinta a la espuma de esos hombres… Qué bonito, lo dices todo como si no dijeras nada. Un abrazo Rub.

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    1. rubengarcia dice:

      Hola Ana, gracias por llegar y decirme tu comentario acerca de las lavanderas del río. Las tareas de la mujer son como la metáfora de la hormiga que carga no se cuantas veces su peso. Siempre he dicho que las féminas les pusieron doble pila. Gracias por llegar y abrazos y besos Rub

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  8. No suelo comentar la poesía pues me cuesta. De tu prosa poética me quedo con » sus manos tallan la ropa en el vientre de las losas» y con la escena de un pasado de pueblos de antaño.

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  9. rubengarcia dice:

    Gracias por llegar Javier. Por estos lugares aún se ven escenas de mujeres lavando en el río. Muchos de nuestros pueblos aun no tienen «agua entubada y potable» Y en localidades es tan malo el servicio, que la gente clama por algo de líquido, obviamente resultado de manejos turbios, de corrupción… un abrazo Rub

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  10. flori dice:

    Cierto, también he observado a las mujeres en el río, el ave, al mirarla da la impresión de lejanía en el espacio y el tiempo, como las mujeres, y los hombres con sus cervezas, quiza las dos imagenes son atemporales, siempre estan…
    Un abrazo grande amigo, y un beso.

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    1. rubengarcia dice:

      Das en el clavo querdia Flori, el ave como una espectadora sin tiempo… gracias por llegar un beso Rub

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